Dos mujeres ejemplares
Mizael Donizetti Poggioli
400 años del nacimiento del Carisma Vicentino.
Cuidar de los Pobres
Este año de 2017, celebramos
los 400 años del Carisma Vicenciano. El mundo Vicenciano vuelve su mirada con
mayor atención a los orígenes de sus raíces. Es un momento oportuno de mirar el
pasado, analizar minuciosamente los pasos que fueron dados por miles de
personas que, en esos cuatro siglos, a ejemplo de Vicente de Paúl, dedicaron
sus vidas a la evangelización y al servicio a los Pobres. Es un momento también
de ver la realidad actual, las circunstancias en que vivimos. Fundamentándose
en el Carisma Vicenciano, mirar el futuro con esperanza y vislumbrar tiempos
mejores para los Pobres de este mundo.
Esta semana, la primera del
año, tenemos en la Familia Vicenciana, el ejemplo de dos personas que dedicaron
sus vidas para los Pobres. Una, de la América del Norte; otra de la América del
Sur.
En esta semana tenemos
también la memoria de la Beata Lindalva Justo de Oliveira – Mártir, el 7 de
enero. Hija de la Caridad de la Provincia de Recife – Brasil. El día 9 de abril
de 1993, tenía apenas 40 años, sábado Santo, después de participar de la Vía Crucis,
cuando estaba por preparar el desayuno para los mayores del Hogar donde
trabajaba en Salvador – BA, ha sido violentamente asesinada con 44 puñaladas
por uno de los asistidos. En todos los tiempos en la historia de la Iglesia,
encontramos íconos que nos apuntaron el camino que lleva a Dios. La santidad no
tiene color, no pertenece a una raza o a una gente específica, pero es un
llamado universal dirigido a todos nosotros. Todos somos invitados la
preservar, por la gracia de Dios, el germen divino que nos asemeja a nuestro
Creador. El Brasil es suelo fecundo y tierra fértil, regada por la sangre de
los mártires. El martirio de la Hermana Lindalva se da en un tiempo
particularmente difícil en que el mundo está envuelto en las tinieblas de
egoísmo, hedonismo e indiferencia religiosa. Ella llega para decir que Dios
cuenta con nosotros, que Él continua llamando en medio de la gente a corazones
dispuestos a servirlo y a anunciar con la propia vida que merece la pena dejar
todo, para ser una chispa de luz en la oscuridad del pecado. La hermana
Lindalva tiene prisa de enseñar al mundo que aún se muere por amor a Jesús. Beata
Lindalva Justo de Oliveira es una santa de los tiempos modernos. Con la fuerza
de su corazón abre sus venas, a ejemplo de tantos hermanos vicencianos, que
también fueron sacrificados en tiempos bien difíciles de la historia de la
Iglesia. Que San Vicente de Paúl, nuestro Santo Fundador y Hermana Lindalva
interceda por todos nosotros para que, abrasados por el fuego de la Caridad,
seamos apóstoles incansables de la misericordia y del amor infinito de Dios
para los Pobres, “nuestros maestros y señores”.
cmglobal
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